Esta es una
típica tarta francesa. Lo mas común es comerla de cerezas, pero en algunas
zonas también de elaboran con manzanas, ciruelas, peras o uvas pasas. Joan Roca
la popularizo haciéndola de albaricoque.
Preferiblemente
se hace sin quitar el hueso a las cerezas, pues se potencia su sabor si se deja
con él, aunque es más incomoda de comer.
Eleva el
ánimo. Las cerezas incrementan la producción de serotonina, lo que aumenta la
sensación de bienestar y favorece la relajación
Para dormir
mejor. Las cerezas aumentan los niveles de melatonina, la hormona que regula el
sueño, de esta forma te ayuda en el descanso nocturno
Ingredientes:
-
200 gr. de nata de montar
-
3 huevos
-
90 gr. de azúcar
-
60 gr. de avellanas tostadas
-
20 gr. de harina de repostería
-
200 gr. de cerezas
-
Azúcar vainillada
-
Agua de azahar
Elaboración:
Deshuesar
las cerezas. Para ello hay un truco: quitar el rabito de la cereza y con una
pajita de las anchas, empujar por la parte del agujerito que queda hasta que
arrastre el hueso saliendo por la parte de atrás. Reservarlas
Batir los
huevos y añadir el azúcar. Mezclar bien. Incorporar las avellanas que
previamente habremos molido, unas gotas de esencia de azahar y volver mezclar
bien.
Incorporar
la nata y la harina, que la iremos añadiendo poco a poco tamizándola con un
colador mientras vamos batiendo, así evitaremos que queden grumos.
Precalentar
el horno a 180º.
Preparar el
molde untándolo con mantequilla e impregnándola con harina, retirando el
excedente.
Colocar las
cerezas por el molde e incorporar la mezcla. Por ultimo, espolvorear por encima
con el azúcar vainillada.
Meter al
horno unos 30 mt. Ir pinchándola para comprobar el estado de cuajado de la
misma, reduciendo o prolongando la cocción.
Dejar
enfriar.
Servir.
Notas:
Una vez
horneada, le queme un poco más la azúcar de la superficie con el soplete de
cocina.
Se puede
comer templada o enfriada en el frigorífico.
En teoría
no debe subir apenas, aunque en mi caso subió un poco, estropeando un poco la
presencia de la misma, pues quedaron marcados los agujeros donde estaban
situadas algunas cerezas. Quizás un poco menos de temperatura hubiese ofrecido
un mejor resultado.
El estado
de cuajado debe ser el justo, para no quitar jugosidad al pastel.
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